Pasamos días inolvidables, con mi gran amiga, compañera de toda la vida, Lucía y su pequeña, Omayra. Tuvimos la dicha de conocer un tipazo, Alejandro Soto, padre de tres preciosos angelitos: Aurorita de 9, Wenceslao de 7 y Estanislao de 1 añito, como nuestra Omy. Fuimos a parar a su hostería, que todavía está en construcción, lo cual significó despertarse a diario a las 7, cuando empezaba a sonar el taladro de los obreros, limpiar el quincho que se inundaba después de las inusuales lluvias nocturnas, hacernos cargo en algunos momentos del pequeñito, alimentar a los perros en ausencia de Ale, que nos dejó como dueñas de casa 2 días, mientras ellos estaban visitando a Aurora madre en Salta capital; entre otras actividades atípicas para un turista, pero que particularmente me llenaron el alma. La verdad que no se me ocurre cómo explicar la sensación que tuve a diario, creo que el secreto está en las miradas y en las voces, los relatos de las personas con las que pude hacer contacto. Otra cosa atípica fue que decidimos hacer vida de lugareños, comer donde comen, comprar donde compran y esas cosas no? Muy bueno, se los recomiendo, háganlo siempre que puedan porque los ojos del turista clásico suelen estar empañados...
Copemos a Cambiemos
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(mis palabras en el cierre de campaña de la UCR para la PASO de 2015)
Hola amigos. Muchas gracias por estar acá, acompañándonos. Muchas gracias
por acompañ...
Hace 8 años