viernes, 8 de agosto de 2008

Microcréditos

Hace algunos días recibí una invitación a participar en una investigación sobre el funcionamiento de los microcréditos en el Norte tucumano. Más que una invitación fue un pedido de colaboración con unos estudiantes de la Universidad de Brown, en Estados Unidos, quienes están trabajando en Salta de la mano de la Fundación Pro Mujer. Esta organización se encarga de otorgar pequeños créditos a mujeres con proyectitos de inversión, o que tienen un negocio con necesidades de financiación para continuar funcionando.
La idea de los microcréditos no es nueva, pero desde 2005 ha tomado mayor resonancia en el mundo debido a que la ONU declaró ese año como el Año Internacional del Microcrédito. Personalmente considero muy valiosa la opción para los más pobres, sobre todo porque les permite aprender a cumplir con las obligaciones, los incentiva a trabajar para conseguirlo, para salir de la porbreza extrema, los acerca a la realidad del mundo capitalista, les permite sentir orgullo de lo que tienen, les cultiva el espíritu y los ivita a soñar con dejar de depender de las limosnas del gobierno.
Claro que no es algo que funcione de igual manera en todas las sociedades y creo que hay que tomar algunas precauciones a la hora de implementarlo. No nos olvidemos que la base para que el sistema crezca es que los préstamos se renueven, y para ello es clave que los beneficiarios devuelvan lo que obtuvieron.
A partir de la semana que viene voy a empezar a estudiar el campo probable de aplicación en Tucumán, y en unos meses, cuando tengamos los resultados, les cuento qué obtuvimos. Por ahora, voy a trabajar con la esperanza de encontrar que es factible la implementación en la provincia...

Quiero, de Jorge Bucay