miércoles, 6 de agosto de 2008

Adios al tic tac!!!

Estoy saliendo hacia la facu, el examen va a empezar dos horas después de lo planeado, dos horas más de ansiedad! Desde ayer a la tarde que no puedo dejar de moverme de acá para allá, de comer una cosita u otra, que algo dulce, que ahora mejor alguito salado, no no, esto es casi como estar con las últimas contracciones antes del parto... o no? supongo que me enteraré cuando llegue mi hora de ser madre...

Bueno, pero no nos desviemos del tema, la cuestión es que dentro de 4 horas voy a haber pasado por una de las pruebas de "entereza" más grandes de toda mi carrera. ¿Por qué "entereza"? bueno, porque la materia que estoy a punto de rendir no sólo es la más difícil de la Licenciatura, sino también la más importante a la luz de las circunstancias actuales de nuestra Economía. Mi relación con la macroeconomía es todo un tema, está plagada de encuentros y desencuentros y de miedos generados por algunos vacíos de base, que se van llenando con el tiempo...

A muchos de ustedes podrá parecerle una estupidez mi temor a equivocarme, pero cuando de Economía se trata, los errores pueden ser casi tan graves como cometerlos en medicina. Cuando de nosotros depende el futuro de un país, puede ser muy grave caer en errores del tamaño de "un poquito de inflación no le hace mal a nadie" porque justamente a quienes les llega más rápido el daño es a esas personas a las que en el camino de la casa al almacén de la otra cuadra, se le cae un plato de la mesa, a los del hambre más urgente, a los de los pies delcalzos sobre el barro...

Sé que lo que pase en las próximas horas en algún aula de la facultad, va a quedar por tiempo indeterminado plasmado en los papeles, pero la presión que siento al acudir a dar mi último examen no es más que el reflejo del compromiso que hoy decido asumir con la sociedad a la que pertenezco y me voy adelantando a jurar, que cuando de mi dependa, la Constitución Nacional y las leyes serán respetadas. Si así no lo hiciere Dios, la Patria y los Santos Evangelios me lo demanden.

Quiero, de Jorge Bucay