martes, 27 de mayo de 2008

Qué tiempos aquellos...


Fotos: Visita de nuestro querido negrito el pasado fin de semana.

Atrás quedarán un día esas incontables horas compartidas en las que sólo nos bastaba mirarnos a los ojos para descubrir nuestros profundos pensamientos, nuestros secretos mejor guardados y arrancar de raíz esas penas sufridas tantas veces en soledad.
La vida se encargará finalmente de marcar nuestros caminos y ya se van a notando los primeros trazos. Los cambios nos sacuden con fuerza y lo que un día fue cotidiano se vuelve mágico, pero no por eso nos hace menos felices. Nos hacen falta espacios y sensaciones que alguna vez fueron nuestros, pero aparecen nuevos desafíos que esperan por nosotros. Si amigos míos, nos cruzamos en el momento justo y cumplimos una primera etapa. Lo que venga de ahora en más promete ser diferente y dependerá de nosotros que seamos capaces de entenderlo, superarlo y asumir nuestras nuevas posiciones.



1 comentario:

Julieta dijo...

Cuando dos amigos se separan para atravesar los mares, aun se necesitan;
ellos viven el uno en el otro y se aman en una realidad omnipresente.
En este divino espejo se ven cara a cara,
y su conversacion fluye con pureza y libertad.
Este es el consuelo de los amigos: aunque se diga que se han ido,
su amistad y su compania no desaparecen,
por que estas son inmortales.
William Penn, More Fruits of Solitude.

Quiero, de Jorge Bucay